Las emociones no se deberían de enfrentar solos

Todos hemos pasado por mares y tormentas emocionales o por bombas positivas de emoción, pero ninguna de estas cosas se debería de vivir en soledad.

Rocio Lozano
4 min readApr 20, 2023

Hay una tema muy importante que aclarar antes de empezar a profundizar en las ideas. La soledad se trata de un estado de vida o momento en nuestra vida en donde no sentimos que contamos con nadie o que vemos a nuestro grupo de seres queridos más lejano de lo normal. Sin embargo, “estar solos” no es exactamente algo negativo. En la primera somos nosotros contra el mundo y en la segunda simplemente querémos nuestro espacio o vemos valor en un poco de tiempo con nosotros mismos. De hecho, yo diría que aprender a estar solos es muy importante y necesario, porque alguien que no puede convivir consigo mismo, enfrentar sus miedos o pensamientos, preocupaciones o sueños, no podrá hacerlo con nadie mas.

Pero la soledad es algo que nadie desea. Creo que uno podría acostumbrarse a querer tiempo solo, hasta el punto en que se encuentra en soledad, pues se ha alejado de los que quiere, de las buenas amistades o de las actividades que lo hagan convivir con más personas. No hay que acostumbrarnos a resolver todo por nuestra parte. Es una gran virtud el saber vivir acompañados, y realmente creo que a eso estamos llamados.

Todos hemos sentido eso de querer irnos a dormir porque necesitamos recargar pilas o simplemente conectar con la alohada y sentirnos mejor. Muchos podrían sentir lo mismo pero porque suena fácil, se termina la lucha contra nuestro interior más rápido. Y entonces, comienza un nuevo día. Esta sensación es normal, el querer que se apague un poco todo el caos de afuera o que podamos desconectar nuestra cabeza por un segundo y dejar de pensar tanto. Sin embargo, esto no debe de hacerse rutina. Y esto solo es un ejemplo de esas sensaciones tan humanas que vivimos y que muchos enfrentan pero que no hemos sabido compartir. Muchas o todas estas situaciones no deberíamos de vivirlas en soledad. Tengo 3 tips (entre muchos que hay) para poder vivir mejor una emoción negativa sin dejar que te afecte.

Primero: reconocer

Cuando hablamos de emociones negativas, el reconocerlas no es el primer paso de todo esto, sino el resultado de un ejercicio de autoconocimiento. Para entender e identificar nuestras emociones es necesario darnos cuenta de que no nos sentimos bien o que nos sentimos diferentes. Con esto podemos poner el dedo en el renglón correcto y saber actuar según corresponde. Porque no sana igual una herida de quemadura que una cortada de cuchillo, ambas necesitan sanar, pero el proceso es distinto. Hay que lograr identificar, reconocer y aceptar cuál es nuestra herida o nuestra piedra en el zapato.

Segundo: no te conformes

Esto podría parr fácil, pero una vez más, requiere de mucha voluntad para lograrlo. Cuando por fin logramos identificar nuestra emoción negativa y eso que nos esta haciendo sentir diferentes, podemos tomar dos caminos: el de víctima o el de luchador. El primero aceptará su emoción y como tal, no hará nada al respecto porque “así soy yo”. El segundo aceptará también cómo se siente pero no dejará que este sentimiento tome el control. Y esto me gusta decírselo a personas con las que platico sobre salud emocional, y es que podemos dejar que las emociones nos controlen o nosotros controlarlas a ellas, ¿qué decidirías?

Y entonces no conformarnos requiere de fuerza de voluntad para no dejarnos llevar por la emoción, sino que ser capaces de sobreponernos al momento, buscar soluciones y empujarnos, a nosotros mismos, a sentirnos mejor. Pero claro, hay niveles y no estoy suponiendo que todos nos encontramos igual en el tema emocional. Creo que hay situaciones que requieren más ayuda, y por eso te presento el siguiente consejo.

Tercero: no lo hagas solo

Buscar ayuda no necesariamente significa buscar a un psicólogo experto en tus problemas; sino que quiere decir que para ayudarnos a sentirnos mejor, podemos rodearnos de un ambiente que logre esto. Por ejemplo, el ambiente en familia, los tiempos de calidad con los padres o los hermanos; salidas o reuniones con amigas, en donde puedas platicar de cómo te has sentido; un café con alguien de confianza, o un tiempo para distraerte con alguien que quieras mucho. Este paso está en nosotros, después de aceptar y de decidir que no queremos que nos controle, viene el buscar a alguien que nos pueda ayudar a nivelar el peso.

Imagina que vas en una montaña cargando una mochila llena de cosas pesadas. Vas con amigos o con alguien junto. Cuando no puedes más con el peso, tu compañero decide cargarte un momento la mochila o pasar algunas cosas pesadas a la de el, así tú puedes seguir con menos carga, pero sin dejar de avanzar. Esto es lo que pasa cuando decidimos no caminar solos, siempre contaremos con alguien que nos quite un peso de encima, que nos ayude un momento con tanto que traemos cargando.

Si pudieras pensar en esa persona que aliviana tu peso, ¿quién sería?

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