Recordar es volver a vivir

Dicen que el cerebro no diferencía entre la imaginación o la realidad. Que si piensas o recuerdas algo, las neuronas actuarán de la misma manera que si estuviera sucediendo realmente.

Rocio Lozano
4 min readApr 21, 2023

Ultimamente me ha interesado mucho lo que pasa dentro de nuestro cerebro cuando experimentamos algo impactante y después qué pasa cuando lo recordamos. Marian Rojas (psiquiatra reconocida)afirma que nuestras neuronas no logran identificar claramente si se trata de un pensamiento o de una vivencia real. Creo que igual habría que referirnos a un pensamiento constante y muy detallado de algo sucedido o simplemente, de algo soñado.

Podría decir que es un hecho que no soy la única persona que ha sentido esto, que cuando recordamos algún evento impactante, algún accidente o trauma, nuestro cuerpo presenta sensaciones similares a las del momento de esa vivencia o sensaciones que son incómodas o de mal estar. Esto sucede, según los neurólogos, porque químicamente nuestra mente vuelve a vivir y a producir los mismo elementos que se producirían si estuviéramos viviendo el momento exacto una vez más. Con esto entonces, nuestro cerebro no sabe si estamos imaginando o viviendo.

Esto me parece importante decirlo antes de platicarles mi punto principal. Todos tenemos recuerdos constantes o momentos en los que nos acordamos de algo que vivímos y nos gustó o nos afectó personalmente (en positivo o negativo). Pues a mí me pasa mucho con una etapa de mi vida, la universidad. o mas bien, cuando entrando a la universidad decidí irme un tiempo a la India como voluntaria. Ya pueden imaginarse que sí fue imactante. No puedo contar todo lo que viví, simplemente decir que fue de esas experiencias que vale la pena recordar.

Algo que aún no entiendo es que, no he logrado tener esa misma sensación de cuando estuve ahí, es más bien un sentimiento de melancolía, de querer volver. Sin embargo, hay otro punto importante. Alguna vez en terapia, mi psicóloga me dijo, cuando hablábamos de que yo quería regresar a India y que extrañaba el lugar, que lo que yo quería era regresar a exactamente lo mismo que había vivido, sin cambios de nada, y eso era imposible. No soy la única que puede sentirse así. Los recuerdos son increíbles, pero no hay que perder de vista que son eso, solo recuerdos. Nunca podremos volver a ellos realmente y por eso vale la pena guardarlos con cuidado en nuestra memoria.

“Recordar es volver a vivir”, es como la frase motivacional de muchos, y es verdad. Ya entendimos que a nivel cerebral, sí es volver a vivir, por lo que quiero invitarnos (porque me incluyo también) a cuidar de esos momentos increíbles y preciados, aunque sean pocos, para que nos ayuden a recuperar buena energía, alegría y motivación. Tener esa cajita de recuerdos a los que podemos acudir si nos sentimos mal puede darnos un gran empujón en momentos de bajón.

Pero como todo, la parte negativa también es importante. Así como los recuerdos positivos provocan dentro de nosotros la misma euforia del pasado, también lo hacen aquellos momentos traumáticos que hayamos vivido. Estos existen dentro de nosotros y no hay nada que podamos hacer para olvidarlos, de hecho diría que olvidarlos es un grave error. Es bueno tener por ahí el recuerdo de que la vida nos ha dado muchas oportunidades, o de que somos afortunados o que no somos perfectos; sin embargo, que solo se queden como recordatorios y no como vivencias constantes.

No es fácil evitar que estos pensamientos vengan a nosotros, pero sí es una tarea que debemos de tener todos. Porque no podemos permitirle a nuestro cuerpo vivir una y otra vez los momentos que nos afectaron y nos hirieron profundamente. Sería caótico, acabaríamos con nuestra mente con el simple hecho de darle vueltas a eso vivido.

Pero como ya dije que no es fácil, quiero darte unos consejos para superar los momentos difíciles con recuerdos de las mejores etapas de tu vida. Primero, asegúrante de ser consiente de que se trata de experiencias reales, que sí viviste y que son parte de ti. No intentes deshacerte de ellas ni olvidarlas; sino más bien, no dejes que te controlen o limiten. Después, trata de pensar en otras experiencias en las que te sentiste afortunado, bendecido o lleno de felicidad. Esos momentos en lo que te sentías siendo tu mejor versión o cuando estabas cómodo y te sentías realizado. Puede que no sean muchos, pero créeme, serán suficientes. En tercer lugar, no te olvides de las personas. Todos tenemos una, dos, tres o más personas que nos quieren profundamente, que han estado ahí siempre o cuando más los necesitamos; estas personas deben de tener un lugar valioso en tu memoria, y recordarlos junto con momentos positivos, será una buena medicina. Todo valdrá la pena siempre si se trata de una persona querida. Por último, haz de esto una constante en tu vida. Acostúmbrate a acudir a lo positivo antes que a lo negativo, y a rechazar aquello que no te hará sentir bien.

La memoria es un cofre del tesoro que hay que usar con sabiduría. ¿Qué tienes en tu cofre? ¿Qué recuerdos son tu tesoro? Cuídalos, pues es algo a lo que sólo tú tienes acceso, y nadie puede hacerles daño si tú no lo permites. Tu mente es un tesoro, tú eres un tesoro.

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